¿Alguna vez te has sentido como Mafalda cuando decía “Paren al mundo que me quiero bajar”? Vivimos tiempos de una velocidad sin precedentes, a un ritmo frenético y agobiante.

Y esta vorágine en la que vivimos – la velocidad de la información, de las redes sociales, el crecimiento sin freno de las grandes ciudades, los movimientos sociales, el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales– no es solo externa, sino también interna: nuestras mentes están en un continuo parloteo y diálogo interior, oscilando entre la ansiedad por lo que todavía no es y la depresión por lo que ya no es más, ocasionando en nosotros una tremenda cantidad de estrés, lo que nos genera la pérdida de salud tanto físicas como mentales, del  equilibrio interno y, eventualmente, de nuestra felicidad. Es claro que no podemos continuar así..

Pensábamos que quizá la Pandemia nos ayudaría a tener una pausa tan necesaria, sin embargo, aunque el ritmo externo disminuyó, la velocidad de nuestros pensamientos y emociones, alimentados por el miedo a la enfermedad, a perder nuestra fuente de sustento, el dolor de perder a nuestros seres queridos, aunado a la ausencia de rituales que nos ayudaran a procesar comunitariamente estas pérdidas, generaron en nuestra sociedad un enorme deterioro en  la salud mental de la población, aumentaron no solo las enfermedades mentales, sino también los suicidios, las adicciones, las muertes por sobredosis… 

Es como si estuviéramos subidos en un caballo desbocado, necesitamos desesperadamente tomar las riendas. necesitamos urgentemente herramientas que nos ayuden a encontrar un lugar de paz dentro de nosotros mismos desde donde podamos retomar el control de nuestras vidas y cambiar la manera en la que nos relacionamos con el mundo, porque como dice Jon Kabat Zinn, no podemos frenar las olas pero podemos aprender a surfear.

Uno de los principales efectos de la práctica de Mindfulness es que nos ayuda a frenar nuestra reactividad, nuestro piloto automático, el cual nos hace actuar sin pensar, y nos ayuda a hacer una pausa consciente, un breve espacio antes de nuestra reacción ante un estímulo. En este espacio podemos calmarnos y decidir qué es lo que nos conviene hacer en ese momento, es decir, pensar antes de actuar.

Por otra parte, miles de investigaciones han demostrado que la ancestral práctica del Mindfulness, que se ha retomado desde la perspectiva científica y con una aproximación totalmente secular, puede ayudar a varios niveles: neurológico, psicológico, cognitivo, fisiológico y social. Estos son algunos: 

A nivel Neurológico

• Favorece la neuroplasticidad: Nos ayuda a construir y fortalecer nuevas conexiones neuronales, lo cual se traduce en crear nuevos hábitos mentales positivos
• Promueve el engrosamiento cortical
• Favorece la integración cerebral

A nivel Psicológico

• Incrementa nuestra felicidad y satisfacción en la vida
• Incrementa en la sensación de calma y bienestar general
• Nos ayuda a tener un sentido de propósito y de logro
• Disminuye el estrés,  la ansiedad  y la depresión

A nivel Cognitivo

• Mejora la capacidad de enfoque y concentración
• Mejora el control de impulsos 
• Mejora la memoria

A nivel Fisiológico

• Detona la respuesta del sistema nervioso parasimpático, conocida como la respuesta de relajación, contrarrestando los efectos del estrés crónico.
• Fortalece la salud en general 
• Fortalece nuestro sistema inmunológico
• Reduce la hipertensión
• Reduce el dolor crónico
• Mejora la calidad del sueño
• Reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés.

A nivel Social  

• Nos ayuda a tener respuestas hábiles a emociones difíciles 
• Incrementa la empatía y el entendimiento de otros 
• Desarrolla nuestras habilidades de resolución de conflictos
  Es por esto que la aplicación de esta práctica no solo se limita a hospitales y centros de salud, sino que también se está́ adoptando esta práctica en muchas escuelas y centros de trabajo. 

Es por todos estos beneficios que la práctica de la Atención Plena o Mindfulness se constituye en una herramienta esencial para la salud física, mental y emocional. Y si bien no es la panacea, es una increíble ayuda para poder hacer frente a los males de la era moderna.La paz del mundo empieza por la paz interior. Aquí te estaré compartiendo algunos ejercicios de mindfulness que te ayudarán a encontrar este lugar de paz dentro de ti mismo.  Pon en práctica estos ejercicios y descubre el por qué el mindfulness está transformando nuestra sociedad tanto en el ámbito de la salud, como en la educación, ambiente el laboral, y la reconstrucción del tejido social.